domingo, 30 de julio de 2000

11

La compañía de seguros me paga los viáticos. Y en este oficio, los viáticos incluyen más que la nafta y el café.
Empecé por ir ayer a la mañana muy temprano a la cuadra en la que supuestamente se robaron ese auto, ahí en Quilmes.
Quilmes es un lugar viejo. Sin ofender: las calles son viejas, las veredas son viejas. Los negocios son viejos. La gente es vieja. Todo es viejo y huele a viejo. Viejo lindo, pero viejo.
A las 7 de la mañana recién empezaba a salir el sol. Y a las 7 y cuarto, salió de una puerta el tipo que yo necesitaba. El tipo que sabe todo en todos lados.
Qué sería de mí si no fuera por los porteros.
Sí, ya sé: encargados.
Le pregunté por una buena panadería, le hice un par de chistes... Al rato me di cuenta que al tipo le gustaba hablar.
Entonces le dije que me quería mudar al barrio. ¿Qué tal la seguridad por acá? "bien, bien... es una zona tranquila". Le dí mi tarjeta y 100 mangos, con la promesa de que me avise si sabía de alguna casa en venta en esa manzana.
Primer contacto, hecho.
Fui al puesto de diarios de la esquina. En esos barrios, a la gente le gusta hablar con el canillita. No se qué mierda de gracia le ven. Será que tienen tiempo. Hice más o menos lo mismo: Clarín, Maxim, qué buena está esta mina... 100 mangos al pibe que vende el diario, y "me llamo Morel. Te dejo mi tarjeta y si sabés de algún depto. por la zona, me avisás". Y antes de irme: "¿che, es tranquila esta zona?"
"Seeee... tranquila -me dice el flaquito.
Ahí se me fueron 200 pesos de viáticos.
Pero es el primer contacto.

Cuando volvía para casa pasé por el estudio de amigo. Abogado y ex dueño de un desarmadero. Si un abogado con guita te dice que se ganó la plata como abogado, miente.
Mi amigo me confirmó lo que yo pensaba: "Morel, querido... hoy en día le sacás más guita a un Renault12 que a un Z4." Y aparte, me dijo que pueden robar ese auto en Zona Norte. Pero no en Quilmes.
Las opciones son: le cambió los papeles y lo vendió (o se lo vendió a un alcahuete para que lo hiciera). Lo escondió (¿para qué?). O lo sacó del país.

Todo esto fue rutina. Siempre es más o menos lo mismo con los robos de autos fraudulentos.
Salí de la rutina cuando llegué a casa. Dos mensajes: uno de Marina para llorarme del marido que es un hdp y bla bla bla.
Y otro -que debía ser equivocado- con la voz de un nene. Un nene que dijo "Hola... soy Matías". Y córtó.
¿Hacía falta que se llame Matías?