sábado, 22 de enero de 2011

Capítulo 7

La hostería en que paso mis días, aquí en Scala Coeli, tiene la tristeza impregnada en el empapelado de las paredes. Es un lugar oscuro, húmedo, vacío. Repleto de fotos de antiquísimos pobladores del lugar. Seguramente, retratos de viejos familiares.
Si los fantasmas existieran –y ustedes saben que yo comprobé que existen- este lugar estaría repleto de ellos.
Aún no sentí la presencia de ninguno.
Ayer, cuando salía de mi cuarto, me crucé en el pasillo con la empleada de limpieza. Inesperadamente, me preguntó qué tal iba todo. Traté de aprovechar su interés, para mentir mi simpatía y mantener una conversació. Pero ella, muy seca, me respondió: “sólo le pregunté cómo iba todo, nada más”.
Me quedé mirándola, pero ni siquiera levantó la vista.
Mientras me iba, dije en español: “yo que vos cuidaría las respuestas”.
Y me recorrió un escalofrío cuando ella, con su voz gutural y seca, respondió por lo bajo: “e al tuo posto io sono fuori di qui” (y yo que vos me iría de aquí).




Continuación, Jueves 27

4 comentarios:

Nati Alabel dijo...

nanana, en ese momento agarrás a la mina, le pegás un buen mamporro y que desembuche todo! Los métodos amables no sirven en este pueblo, es hora de pasar a lo bueno!

Lau dijo...

Escucheme... ¿y cuándo va a pasar algo?

Elio Puntieri dijo...

Natalia:
cierto, cierto.
Justamente... ya estoy a punto de pasar a la acción

Lau:
Oiga... mire que me resultó ansiosa usted!!
Vió cómo es la vida de pueblo... ya va a arrancar. Prepárese.

miralunas dijo...

a mi me gusta este ritmo, sin embargo. me envuelve como la baba de una araña.
y éso es el misterio.

lo sigo. con la ansiedad escondida.